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Se ha comentado que la falta de criterio crea una falsa noción de que cualquiera puede hacerlo. Esto lleva a una carencia de calidad que nos mete en esa espiral de la que es difícil salir y al final nos acabamos acostumbrando a eso de que hacer las cosas mal no está tan mal.

Se ha comentado que la Junta de Gobierno de la Hdad. de la Patrona no quiere arriesgar, que prefiere acomodarse a lo conocido. Pero en estos dos últimos años ha apostado buscando nuevas vías, intentando estar por encima del qué dirán y luchando para que lo mediocre no se convierta en estándar.

Se ha comentado que todo está inventado, que no cabe nada más, que no hay ideas nuevas, y lo llevan diciendo durante siglos. Pero la creatividad es una fuerza que no se detiene. El cartel del pasado año, obra de Federico Jaime, es buena prueba de ello. Moderno, valiente, con una expresividad nunca antes vista por los escaparates visueños. Mal acogido y peor entendido por la mayoría, seguramente fruto de una falta de educación visual distorsionada por obras anteriores que nos han acostumbrado a una rutina encerrada en ofrecer siempre lo mismo.

Se ha comentado que no queda nada por crear, que la innovación y experimentación han dejado de moverse en aras de lo ya establecido. Pero el cartel de este año, obra de José Naranjo, se nos presenta como un pequeño soplo de aire fresco que mezcla dibujo, pintura y diseño en aras de plantar en las calles una obra de categoría que cumple con creces su principal objetivo: comunicar con la imagen y anunciar unas fiestas.

¿Cómo ven nuestros ojos? ¿Vemos todos lo mismo? Los carteles se ven, pero en el arte siempre hay una mitad invisible que explica muchos porqués.

Marcos Talero

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