
Cuando el mes de octubre va encarando su recta final, la Hermandad de Jesús Nazareno, en cumplimiento de sus reglas, realiza los cultos en honor a María Santísima del Mayor Dolor y Traspaso, su Sagrada Titular.
Por ello, la Iglesia Conventual del Corpus Christi fue engalanada para unos días grandes, con un gran altar efímero montado para la ocasión, con unas gradas que le otorgaban al altar hasta cuatro alturas distintas. Estas gradas estaban compuestas por piezas procedentes del antiguo paso de Nuestro Padre Jesús Nazareno, integrándose perfectamente con el retablo mayor de este templo mercedario.
La Virgen del Mayor Dolor y Traspaso, que estaba cobijada por el magnífico dosel de cultos que posee esta corporación, estaba ataviada con manto de terciopelo de seda morado bordado en hojilla de oro con ornamentación vegetal, rematado con encaje de concha de oro, y estrenando conjunto de saya y pecherín bordados en oro a realce sobre tisú de oro y rematado por encaje de concha y agremanes del mismo material, y lazada de lamé bordada en oro, espejuelos y fleco de canutillo. La Virgen portaba sobre sus sienes la corona decimonónica de Seco enriquecida con distintos broches, teniendo en su pecho su puñal de plata de ley bañada en oro con amatistas.
La candelería se repartía entre las distintas alturas del montaje, colocada de forma simétrica y sin tapar a la Sagrada Imagen. En la altura más baja se encontraba el exorno floral, intercalando jarras de orfebrería con ramos de claveles blancos con otros de flores de talco, en cuya base se colocaron distintas credenciales. En la parte central de la base, un bello manifestador albergaba un crucifijo.
A ambos lados del altar se colocaron distintos pedestales. Los más cercanos al altar, de tonos dorados, sostenían unas credenciales tras las que se encontraban unos manifestadores con fondo de terciopelo rojo y cortinas rojas con flecos, estando éstas recogidas. En los más alejados al altar, con damasco rojo, se disponían candelabros de seis brazos, aportando más luz a este montaje efímero. El montaje se completaba con colgaduras colocadas en las barandas del altar mayor, siendo estas de damasco rojo con galones, rematadas con unas bambalinas de color burdeos.
Este altar de cultos sirvió para la celebración del Solemne Triduo que la corporación de la mañana del Viernes Santo dedicó a la Santísima Virgen, además de para la Solemne Función, con las que esta Hermandad cerró el mes de octubre en El Viso del Alcor.


