
El último domingo de octubre, como marcan las reglas de la Hermandad de Nuestro Padre Jesús Nazareno, finalizan los solemnes cultos que esta corporación mercedaria dedica en honor a su Sagrada Titular, María Santísima del Mayor Dolor y Traspaso.
En este año 2024, estos cultos culminaban con la recuperación del besamanos a la Virgen del Mayor Dolor y Traspaso después de cinco años sin realizar este tipo de culto. Esto es debido a que, desde la llegada de la pandemia del coronavirus, la Sagrada Imagen ha sido siempre expuesta en veneración. Este tipo de culto, a pesar de volver a realizar de forma habitual los besamanos y besapiés en otras hermandades, no se recuperó el año pasado por la reciente e importante intervención que vivió la Santísima Virgen, que estuvo retirada del culto durante varios meses.
Para volver a recibir los besos de los hermanos, fieles y devotos, la Virgen del Mayor Dolor y Traspaso bajó de su altar de cultos, un montaje efímero que se mantuvo durante el besamanos, siendo presidido por el Simpecado de la Inmaculada Concepción de María, a cuyas plantas se colocó un ramo de rosas blancas y algo de verde. El resto del altar se mantuvo intacto, teniendo todas las velas encendidas en la penumbra de la Iglesia Conventual del Corpus Christi.
La Santísima Virgen fue acercada a los fieles y devotos manteniendo el atavío de los días previos, con manto de terciopelo de seda morado bordado y saya y pecherín de tisú bordados en oro. Así, en la cercanía que ofrecía el besamanos, el devoto podía admirar con más detalle los resultados de la intervención del pasado año, destacando especialmente el leve giro de la Sagrada Imagen hacia su izquierda, tal y como fue concebida en su momento para un mayor diálogo con la imagen de San Juan Evangelista, que desde hace siglos acompaña a la Santísima Virgen en la mañana del Viernes Santo.
De esta forma, la Hermandad de Jesús Nazareno ponía el broche de oro a los cultos que cada mes de octubre dedica a María Santísima del Mayor Dolor y Traspaso, tras una semana repleta de actividad en su sede canónica junto a la Madre del Señor de El Viso.



