
El final de la Cuaresma poco a poco se iba aproximando. La Hermandad de la Piedad, tras trasladar a su Casa de Hermandad a sus Sagrados Titulares, el Santísimo Cristo de la Buena Muerte y Nuestra Señora de la Piedad, se disponía a vivir los últimos días de dicho periodo.
Este rincón de El Viso del Alcor, concretamente en Calle Albaicín, nº 3, pasaba a convertirse un año más en un lugar de culto. El Sagrado Misterio se expuso en devoto y filial besamanos durante los días 9, 10 y 11 de abril de 2025, éste último Viernes de Dolores. De esta forma, la corporación de la Madrugá aprovechó para celebrar distintos actos estos días, como la Meditación ante el Sagrado Misterio.
El Santísimo Cristo de la Buena Muerte y Nuestra Señora de la Piedad permanecieron esos días cobijados bajo el dosel de cultos que la Hermandad posee, dispuestos sobre su peana dorada de cultos y flanqueados por unas columnas sobre las que se colocaron faroles para dar algo de luz en la intimidad de este lugar. Un foco iluminaba en la penumbra los rostros de las Sagradas Imágenes, invitando a la oración.
La Santísima Virgen lucía ataviada con saya de terciopelo rojo bordada en oro, cinturilla y manto de terciopelo morado. En su pecho portaba cruz pectoral y puñal, portando sobre sus sienes su corona de salida. En sus brazos, inerte, se encontraba el Cristo de la Buena Muerte, que junto a sus pies tenía una corona de espinas.
Todo el fondo de la Casa de Hermandad permanecía cubierto con un gran dosel de color rojo. Además, a ambos lados del conjunto, se encontraban distintos puntos de luz con cera de color blanca, al igual que la de los faroles, teniendo además un exorno floral compuesto por flores variadas.
Así pudieron acompañar a sus Sagrados Titulares los hermanos de la Hermandad de la Piedad, en los últimos días antes de que las Sagradas Imágenes subieran a su paso de misterio de cara a su estación de penitencia en la Semana Santa, concretamente en la Madrugá.


