La solemnidad de una Madrugá de Buena Muerte y Piedad



Cuando en la lejanía todavía sonaban los acordes de marchas de una banda de música, la Madrugá daba comienzo y las puertas de la Casa de Hermandad del Cautivo y de la Piedad se abrían para que comenzase su estación de penitencia la Hermandad de la Piedad.

Después de una esplendorosa tarde-noche, el silencio se apoderaba de las calles de El Viso del Alcor. Por donde un par de horas antes había impregnado el ambiente una cofradía popular, ahora los nazarenos de ruan iban calmando el aire que se respiraba por la calle. Sin duda, si algo identifica a la cofradía de la Piedad es la solemnidad y sobriedad del cortejo, desde la Santa Cruz, titular de la Hermandad y que abre este cortejo, hasta el final de las personas que van alumbrando tras el paso del misterio conformado por el Santísimo Cristo de la Buena Muerte y Nuestra Señora de la Piedad, cuyo exorno floral estaba compuesto por un monte de lirios.

Como un reloj, la cofradía se ponía en la calle a la hora estipulada, las 0:05 horas del ya Viernes Santo. Con un ritmo constante, como el del paso de misterio cuyo andar es caracterizado por el rachear largo y reposado de sus costaleros, los nazarenos iban transitando por el recorrido estipulado: Albaicín, Calvario, Mirador del Calvario, Jesús Nazareno, Rosario, Corredera, Plaza de la Recovera, Real, Plaza del Ayuntamiento, Convento, Plaza Sacristán Guerrero, Condes de Castellar y Albaicín.

El público aguardaba el transitar de la cofradía durante la primera parte del recorrido, volviéndose un ambiente más íntimo a partir de Calle Real, en un lugar muy destacado para ver este paso de misterio como es entre los naranjos de la mencionada calle. De esta forma, numerosas personas esperaban en las calles Jesús Nazareno y Rosario la llegada de este cortejo tras haber visto previamente la cofradía de VeraCruz y Rosario, cuya representación estaba presente en las puertas de la Capilla del Rosario, tras haber finalizado su estación de penitencia tan solo un rato antes.

La Hermandad de la Piedad es la más sobria de todas las cofradías de la localidad, dejando su inconfundible sello patente durante las algo más de 3 horas que estuvo el cortejo recorriendo el itinerario previsto. Así, con algo de retraso respecto al horario oficial, la cofradía finalizaba su estación de penitencia sobre las 3:30 horas. Sin hacer ruido, el Cristo de la Buena Muerte y la Virgen de la Piedad hicieron su estación de penitencia en la noche de las noches, dejando como única señal de su paso las manchas en la calle de cera de color azul que sus nazarenos portaron para iluminar el caminar de sus Sagrados Titulares.


Antonio Javier PalmaAutor: | Antonio Javier Palma | Director de Cofradías El Viso. Estudiante de Ingeniería Informática. Miembro de la Escuela Ilusiones Danza. Hermano de la Hermandad Sacramental de los Dolores de El Viso del Alcor y de la Hdad de la Vera-Cruz de Salteras.

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