El quinto domingo de la Cuaresma, conocido como Domingo de Laetare, es el día en el que la Hermandad de la Redención y Esperanza pone fin a los cultos en honor a su Sagrado Titular, Nuestro Padre Jesús de la Redención.
Tras una semana de Solemne Quinario y Solemne Función Principal de Instituto, el Señor de la Redención se acercó a los fieles en un filial y devoto besamanos, recuperando este tipo de culto tras haber dejado atrás la pandemia y las veneraciones. Para ello, el Señor era bajado del altar mayor de la Capilla, donde podía ser contemplado de cerca. Al igual que durante todos los días previos, el Señor estaba ataviado con una túnica y un mantolín morados.
Respecto al resto del altar, cuatro puntos de luz iluminaban el altar mayor, utilizando cera de color tinieblas. Flanqueaban el altar jarras pertenecientes al paso de palio de la cofradía, con un exorno floral variado.
En el altar lateral de la Capilla se encontraba María Santísima de la Esperanza, ataviada de hebrea, como es habitual durante el tiempo cuaresmal. Este altar es en el que recibe culto Nuestro Padre Jesús de la Redención el resto del año.
Con este besamanos en la Barriada del Carmen, la corporación del Martes Santo finalizaba los cultos anuales en honor al Señor de la Redención. Tras ello, lo siguiente será el traslado de María Santísima de la Esperanza de cara a la estación de penitencia del Martes Santo, en la que la Virgen recorrerá las calles de El Viso del Alcor, por primera vez, bajo palio.
 Autor: | Antonio Javier Palma | Director de Cofradías El Viso. Estudiante de Ingeniería Informática. Miembro de la Escuela Ilusiones Danza. Hermano de la Hermandad Sacramental de los Dolores de El Viso del Alcor y de la Hdad de la Vera-Cruz de Salteras. |
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