Lágrimas bajo la lluvia


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Ha transcurrido un mes desde que el Simpecado volvió a la Capilla rodeado de una enfervorizada muchedumbre de devotos que no paraban de gritar: «¡Guapa, guapa y guapa!». Solo han pasado 30 días y, analizando el panorama, me pregunto: ¿Qué ha sido de aquello?

Da la impresión de que todo es puro artificio, que la mayoría se ciñen a la costumbre y repiten el mismo ritual año tras año, generación tras generación, sin un mínimo fundamento espiritual que lo sustente. Porque de lo contrario ¿por qué se pasa tan drásticamente del día a la noche? Tanta popularidad en el Pregón de las Fiestas, en la presentación de los niños, en el besamanos, en la Novena, en la ofrenda de nardos, en la procesión y en la romería… Tantos escritos alabando a la Virgen en Facebook y Twitter… Tantos perfiles de WhatsApp con su efigie… ¿Tanto para qué? ¿Para pasar página y volverla a desempolvar el próximo año a finales de agosto?

Vengo observando en la parroquia la conducta de la gente y, menos de los que cabría esperar, repito, menos de los que cabría esperar se paran ante la Señora y Patrona de El Viso ni cinco segundos para dedicarle unos instantes de oración. Soy de los que piensan que no debemos olvidar quiénes somos, de dónde venimos, a quién representamos los que nos llamamos cristianos y el inmenso ridículo que hacemos cuando se ausenta la sensatez de nuestras vidas.

Que si, que la evasión se ha convertido en una necesidad para el pueblo, eso ya lo sabemos, pero hagamos lo posible para que la devoción a la Virgen nuestra patrona no se convierta en un combate ganado por el tiempo, circunscrita a un septiembre pasajero que igual que viene lleno de cohetes se va por la calle del silencio y el «hasta el año que viene».

Antiguamente, las madres mandaban a los niños a comprar a la tienda más cercana cualquier menudencia y, una vez servidos, se decía: «Que dice mi madre que lo apunte», para otorgarle la victoria a la memoria sobre el olvido. Uno se estremece al comprobar lo fácil que resulta olvidar cuando la casa se construye sobre la arena y la fugacidad de la memoria es compañera de viaje de una falsa devoción vestida de fiesta que se diluye como lágrimas bajo la lluvia.

Francisco Frade


Cofradías El Viso no se hace responsable de las opiniones aquí vertidas, siendo éstas propiedad de su autor.

 

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4 comentarios en “Lágrimas bajo la lluvia

  1. administracefa dijo:

    En parte estoy de acuerdo y en parte no. Hay que comprender que la devoción que hay en septiembre no la puede haber el resto del año (nos tacharían por locos). Lo que si es verdad es que hay mucha gente que va a verla y se encuentra la Iglesia cerrada. Personalmente creo que debería tener un horario mas amplio para poder visitarla, ya que por lo visto sólo abre cuando hay misa.

    Y quien alardea de «Alcora» por las redes sociales, quizás haga mas por la devoción de la Imagen que muchos otros, ya que vivimos en un mundo tecnológicamente socializado y ésas imágenes llegan a MILES de lugares que no pueden visitarla tan a menudo como a los visueños nos gustaría….. si no estuviese la puerta de la Iglesia cerrada.

    Un saludo

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